martes, 30 de mayo de 2017

Los ojos del barrio

Carmen Olmedo, en un banco de la Avenida Betanzos, mayo 2017. Foto: Laura Montero
 
La vida de Carmen es la historia de una persona que, como tantas otras, tuvo que abandonar su pueblo natal por la falta de oportunidades laborales. Burguillos del Cerro (Badajoz), que siempre había brindado a su marido, Manuel, grandes jornales en el campo, gozaba cada vez de menos empleo.
 
La escasez de trabajo que asolaba los núcleos rurales de España en los años 60 condujo a muchas familias a buscar una nueva vida en la capital. Llegaban con maletas repletas de enseres, aunque sin duda, lo que más pesaba era el miedo a fracasar y tener que regresar a sus orígenes como los 'derrotados que no triunfaron en la ciudad'.

El Barrio del Pilar se convirtió en el refugio por excelencia de los emigrantes llegados de diferentes puntos de la geografía nacional. Aquellos terrenos que tiempo atrás habían sido solares abandonados, asistieron desde finales de los 50, al nacimiento de un nuevo distrito de viviendas obreras.

Avenida de Betanzos, mayo 1970. Foto: http://www.colchonero.com/

El promotor inmobiliario José Banús levantó de la nada bloques de edificios modestos, que apenas superaban los 60m². El bajo precio del suelo y el atractivo que representaba Madrid convirtieron ese incipiente barrio en uno de los núcleos urbanos europeos con mayor densidad de población.
 
En el año 1968, Carmen tuvo que tomar la difícil decisión de dejar atrás sus raíces para emprender, en la ciudad, un nuevo proyecto de vida. Las posibilidades eran múltiples, aunque acabaron reducidas a Madrid o Barcelona. El matrimonio se decantó por la primera opción, pues una vecina del pueblo se había trasladado allí meses atrás y les aconsejó que ellos hicieran lo mismo. El efecto llamada actuaba como un factor decisivo en los movimientos migratorios que se produjeron en la época dentro de la Península.
 
Carmen, en su casa, ve fotos familiares antiguas, mayo 2017. Foto: Laura Montero
 
El matrimonio formado por Carmen y Manuel, junto a sus dos niñas, alquiló un piso de 50m² en la calle Chantada, una de las primeras que surgieron en el barrio. Se trataba de un edificio de tan solo cinco plantas, donde convivían familias con niños en la misma situación. Carmen reconoce que "soy una persona muy sociable, me encanta hablar con los demás, y pronto hice amistad con las vecinas".
 
Esa confianza se fraguó a fuego lento y de una forma muy curiosa. Emi, su vecina de enfrente, comenta entre risas que "solíamos encontrarnos en la escalera cargadas con bolsas de la compra y nos quedábamos charlando. Nos hicimos amigas, hasta el punto de que ahora paseamos juntas".

Carmen, con sus amigas Emi y Carmela, en una terraza. Mayo 2017. Foto: Laura Montero
 
La adaptación de Carmen fue positiva desde los inicios. El Barrio del Pilar tenía algo de su Burguillos del Cerro natal, ese ambiente recogido y familiar. El ritmo frenético de la metrópoli se detiene en los rincones del distrito, que, no obstante, ha experimentado una fuerte evolución a lo largo del tiempo.

Uno de los cambios más evidentes es el relativo a la red de transportes. Carmen recuerda que cuando llegó al barrio, a finales de los 60, "no existía metro como ahora, y había dos autobuses como mucho. Me acuerdo que la actual línea 128 se llamaba por aquel entonces P-28". Hubo que esperar hasta el año 1980 para que los vecinos pudiesen disfrutar de la estación de metro Barrio del Pilar, perteneciente a la línea 9.

Carmen rememora con nostalgia cómo "un microbús, supongo que pagado por los propios comerciantes, paraba en diferentes calles y nos llevaba al mercado de Simeón, que ya ha desaparecido".

Carmen, con su hija Encarna, hace la compra en un supermercado. Mayo 2017. Foto: Laura Montero

Ahora, Carmen compra en Ahorramás, una cadena de supermercados que ha abierto un local cerca de su casa. Se detiene frente a la fachada, mira y hace memoria. Sus ojos han visto pasar tres negocios diferentes en ese espacio.

Primero, el cine "El Pilar", al que acudían jóvenes desde otros barrios cercanos para ver películas como La máscara del zorro o Tarzán, el hombre mono.

Cine "El Pilar", Avenida de Betanzos. Foto: http://fuencarralelpardo.com/

Encarna, hija de Carmen que ahora tiene 53 años, era cliente habitual porque "no teníamos mucho más con que divertirnos". La sala de cine dio paso a un bingo, que en el año 2015, se convertiría en el actual supermercado.

Carmen también suele pasar las tardes sentada en los bancos del centro comercial La Vaguada, el lugar por excelencia para el descanso de los mayores. A Carmen le gusta ir allí porque "se está fresquito y siempre me encuentro a alguna conocida con la que puedo charlar".

Carmen habla con su amiga Carmela, mayo 2017. Foto: Laura Montero
 
Hace ya medio siglo que Carmen Olmedo dejó atrás su pueblo natal y confió su futuro a las oportunidades que le pudiese brindar el Barrio del Pilar. Aquella humilde vivienda que un día alquilaron dos jóvenes treintañeros repletos de ilusión se ha convertido en su hogar. Allí han crecido sus hijas, se han divertido sus nietas y han dado sus primeros pasos su bisnieto.


 Carmen y Manuel, en su hogar. Mayo 2017. Foto: Laura Montero
 
Carmen y Manuel son jubilados. Podrían regresar a la casa del pueblo, que se resisten a vender por miedo a perder los últimos recuerdos que les unen a él. No piensan hacerlo. Sus partidas de nacimiento corresponden a Burguillos del Cerro, pero sus sentimientos pertenecen al barrio, aquel que un día les cautivó el corazón.




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