Carmen Olmedo, en un banco de la Avenida Betanzos, mayo 2017. Foto: Laura Montero
La vida de Carmen es la historia de una persona que, como tantas otras, tuvo que abandonar su pueblo natal por la falta de oportunidades laborales. Burguillos del Cerro (Badajoz), que siempre había brindado a su marido, Manuel, grandes jornales en el campo, gozaba cada vez de menos empleo.
La escasez de trabajo que asolaba los núcleos rurales de España en los años 60 condujo a muchas familias a buscar una nueva vida en la capital. Llegaban con maletas repletas de enseres, aunque sin duda, lo que más pesaba era el miedo a fracasar y tener que regresar a sus orígenes como los 'derrotados que no triunfaron en la ciudad'.
El Barrio del Pilar se convirtió en el refugio por excelencia de los emigrantes llegados de diferentes puntos de la geografía nacional. Aquellos terrenos que tiempo atrás habían sido solares abandonados, asistieron desde finales de los 50, al nacimiento de un nuevo distrito de viviendas obreras.
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Latidos de barrio
El blog Latidos de barrio pretende plasmar, a través de la fotografía y con apoyo de texto, el alma del madrileño Barrio del Pilar y el espíritu de sus gentes.
martes, 30 de mayo de 2017
Los ojos del barrio
Nuevos aromas y sabores novedosos
sábado, 27 de mayo de 2017
El paseo de las terrazas
Avenida Monforte de Lemos, mayo 2017. Foto: Laura Montero |
La Avenida Monforte de Lemos tiene un encanto especial. Más allá de estar ubicada frente al centro comercial La Vaguada, su atractivo reside, en gran parte, en las numerosas terrazas que dan color y vida a la calle.
Destacan los negocios Lemos y El toledano, con sus famosos pinchos de tortilla, calamares y patatas bravas. Roscapizza y Dominos Pizza aportan un toque más internacional, con una cocina enfocada a un público joven. Zagros pone la chispa con sus kebabs de Kurdistán. Cullera alivia el calor con sus helados y batidos naturales.
Heladería Cullera, en la Avenida Monforte de Lemos, mayo 2017. Foto: Laura Montero
La llegada de la primavera, y sobre todo del verano, supone un auténtico boom para estos locales. El interior de todos ellos es pequeño y un tanto descuidado, pero con el buen tiempo, muestran su gran reclamo: las terrazas exteriores.
Es habitual que en las horas punta se formen colas de clientes ansiosos por hacerse con una mesa. El poco trasiego del resto del año se transforma en un constante fluir de gente.
La atmósfera seca y cálida tan característica de la capital se lleva mejor con una agradable velada en una terraza al aire libre. Los vecinos del Barrio del Pilar pueden presumir de disfrutar de este ambiente único y familiar.
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