sábado, 22 de abril de 2017

El Parque de la Vaguada satisface todos los gustos

Parque de La Vaguada, abril 2017. Foto: Laura Montero

El parque de La Vaguada ofrece un espacio único para practicar ejercicio, dar un paseo tranquilo o relajarse a la sombra de los árboles. Está estructurado en diferentes sectores: zona infantil, paseos, instalaciones deportivas...
 
Se distribuyen en torno a él la biblioteca José Saramago, el polideportivo municipal y el centro cultural La Vaguada, así como el Teatro de Madrid (cerrado desde el año 2011).
 
Sus orígenes se remontan a la década de los 80, coincidiendo con la apertura del centro comercial La Vaguada. Vecinos del barrio y pequeños comerciantes se oponían al proyecto, pues querían que esa zona aún sin edificar -incluso discurría el río de la Veguilla- se destinase a equipamientos públicos.
 
Las reivindicaciones dieron sus frutos, y aunque se abrió el centro comercial, también consiguieron que buena parte del terreno se destinase a la construcción del parque.
 
Parque de La Vaguada, abril 2017. Foto: Laura Montero

Cuenta con una superficie total de 50.462 m² y más de 600 unidades arbóreas, como álamos plateados, castaños, ciruelos rojos o pinos piñoneros. Ofrece amplias zonas de césped que los más jóvenes aprovechan para tumbarse, leer o pasar un buen rato entre amigos.

Los mayores también tienen cabida, puesto que existe un área con máquinas de ejercicio adaptadas a sus necesidades.
 
Parque de La Vaguada, abril 2017. Foto: Laura Montero

 




























Los días de diario por la mañana el parque presenta poca vida, ya que no suele estar muy transitado. Esta imagen contrasta con la de los fines de semana. Los adolescentes cambian la luz del flexo por la luz natural y estudian al aire libre, los jóvenes practican skate, los niños juegan mientras sus padres charlan en los bancos... Un sinfín de escenas entrañables.
 

jueves, 13 de abril de 2017

La esencia de los mercados tradicionales

Pescadería del Mercado de Sarria, abril 2017. Foto: Laura Montero

Los mercados de barrio han perdido protagonismo con la aparición de los supermercados y centros comerciales. Algunos no han sabido adaptarse al poder competitivo de las grandes compañías, pero otros muchos siguen funcionando con muy buenos resultados.
 
El Barrio del Pilar cuenta con dos galerías de alimentación históricas: el Mercado de Sarria y el Mercado Tradicional de La Vaguada, situado en el centro comercial del mismo nombre.
 
- El Mercado de Sarria se nutre sobre todo de personas mayores que viven por la zona y que compran de forma habitual. No se llevan grandes cantidades, pero son clientes fieles. Durante toda la mañana, la galería de alimentación se convierte en un hervidero de gente con carros y bolsas de la compra.
Charcutería del Mercado de Sarria, abril 2017. Foto: Laura Montero

El olor a alimentos frescos inunda todos los rincones. Se respira un ambiente distendido. Los compradores hablan entre sí mientras esperan su turno, y siguen manteniendo amigables charlas con el tendero.
 
- El Mercado Tradicional de La Vaguada recibe un público más joven y diversificado. El hecho de estar en un centro comercial garantiza una mayor afluencia de compradores. El ambiente es menos familiar que en el Mercado de Sarria, pero no impera la frialdad de las grandes superficies.



Mercado Tradicional de La Vaguada, abril 2017. Foto: Laura Montero

Los mercados tradicionales aún están presentes en el Barrio del Pilar. Sus instalaciones se han modernizado pero su esencia se ha conservado: Mercancía traída a primera hora del día. Cuidado trato al cliente. Y una mayor cercanía, algo que siempre se agradece.
 

lunes, 10 de abril de 2017

Un pedazo de Galicia en el barrio

Hórreo de la plaza Corcubión, abril 2017. Foto: Laura Montero

 
El Barrio del Pilar se caracteriza por presentar una de las mayores densidades de población europeas -340,65 hab./km²-. Además de este sorprendente dato, son también muy definitorias las múltiples plazas que tiene, la mayoría con nombres gallegos: Verín, Corcubión, Redondela, Arteijo…
 
Se cree que esas denominaciones se deben a la buena amistad que el promotor, José Banús, tenía con Franco, de modo que serían una forma de homenajearle.

 
Plaza de Verín, abril 2017. Laura Montero
 
Muchas de estas plazas están dotadas con pistas deportivas, donde los jóvenes se juntan para jugar al baloncesto o al fútbol. En ellas, el bordillo de la acerca se convierte en el asiento improvisado de los espectadores.
 
Pero lo que algunos no saben es que en la plaza de Corcubión se encuentra un hórreo gallego. Ahí lleva desde el año 1973, cuando fue trasladado piedra a piedra desde el Campo do Rollo de Corcubión (La Coruña). Entre una marabunta de coches, esta pequeña construcción rectangular consigue acaparar todo el protagonismo.
Los hórreos se utilizan para guardar granos y otros productos agrícolas. Se mantienen elevados sobre el suelo. Así, el interior queda protegido de la humedad y de animales roedores.
 

Hórreo de la plaza Corcubión, abril 2017. Foto: Laura Montero
 
Los hórreos son un auténtico icono en la zona noroeste de la península ibérica. Tanto es así que el escritor Gaspar Melchor de Jovellanos (Gijón, 1744), en su primer testamento, expresó su deseo de ser enterrado bajo una de estas construcciones.
Galicia es la comunidad donde se concentra la mayor cifra de hórreos, con cerca de 30.000 hórreos. Le siguen Asturias con 10.000 y León con unos 400, a los que se añade un número residual en Cantabria, Navarra y el País Vasco.
Por increíble que parezca, también es posible disfrutar de esta emblemática construcción en pleno Barrio del Pilar. De hecho, es uno de los pocos monumentos que pueden contemplar los vecinos del distrito.